martes, 14 de abril de 2015

MI FIN DE SEMANA DE AUXILIAR EN LA CLASICA DE CUELLAR (II)

Después de los comentado ayer, vamos a seguir con las impresiones sacadas del fin de semana en la clásica Chuleta de Cuellar. Aunque pueda parecer mentira, día y medio ha dado para mucho, para llegar a muchas conclusiones.


Desde hace muchos años, al menos yo tengo claro que si quieres ser ciclista tienes que correr en un equipo del norte, como decimos los del centro. Allí están los mejores equipos hoy en día, incluso en mi época ya había equipos Top (#Baque, S.D.Orbea, #Reynolds, Gurelesa etc), aunque también es cierto que había equipos punteros repartidos por toda la geografía (#CajaMadrid, #Seur u #Otero, #Cesaden, #Avila Rojas, #Cabrera, CAI, Pescanova) en fin podría seguir, como he dicho, hoy la mayoría se centran en el entorno del Pais Vasco.


A que viene todo esto? pues sencillo, gracias a que la organización de la Chuleta de Cuellar que facilita alojamiento a todos los equipos participantes, a nosotros nos tocó una residencia en Iscar (Valladolid) donde coincidimos con Caja Rural y Seguros Bilbao entre otros y me llamo gratamente la atención, a lo mejor no debería pero me la llamó, la disciplina y educación de los chavales de estos equipos.

En el bufet no hubo una palabra mas alta que otra y sin ningún tipo de alboroto, en la mesa no se escuchaba nada, al acabar, los chavales se levantaron de forma ordenada a dejar sus bandejas en los carros que allí estaban para tal efecto y se subieron a sus habitaciones sin mas ruido que el de sus propios pasos.

A la mañana siguiente, habíamos quedado a las 7:15 h. en la puerta para cargar las bicis al furgón y dejar todo preparado antes de desayunar, cojo la bici de mi compañero de habitación mientras el terminaba de atusarse y me bajo en el ascensor a la planta baja, estaba con una luz muy tenue y el comedor aun no estaba abierto, no se escuchaba ni un alma, al abrirse la puerta me encontré con cerca de 40 personas allí sin hacer ningún tipo de ruido esperando a que abrieran el mencionado comedor, reconozco que me asuste, no esperaba encontrar a nadie en la puerta del ascensor dado el silencio sepulcral que había.

Después de cargar el furgón, fuimos al desayuno y me quedo la misma impresión que el día anterior respecto a la educación de los chavales.

Conclusión, me alegra ver, que a los chavales en estos mega equipos amateur no solo se les enseña a dar pedales y a correr, no solo se les exige resultados deportivos, si no que también se les forma como personas, y se cuida de su educación y su disciplina.

Que nadie se enfade, pero me ratifico, quien quiera ser ciclista, tiene que correr en un equipo del norte.





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